Los procedimientos conocidos como “bancario”, se vertebran ante la protección de los consumidores y usuarios frente a las entidades bancarias, velando así por la protección del cliente y por el cumplimiento de los principios que conforman el derecho bancario: la transparencia, la seguridad y solvencia, y la protección de los datos personales.
Pese a que litigar frente a los bancos suele conllevar desasosiego para el cliente como resultado de visualizar a la entidad bancaria como “un grande”, estos procedimientos, en la mayoría de las ocasiones, suelen tener su fundamentación jurídica basada en copiosa jurisprudencia ya asentada por los diversos tribunales, lo que conlleva una mayor seguridad a la hora de iniciar el procedimiento judicial.